Cuando un derecho conquistado se da por supuesto

Las cifras (descorazonadoras) que muestra el Informe sobre Delitos contra la Libertad Sexual que publicaba ayer el Ministerio de Interior, y que os dejo por aquí, en el que se recogen los datos obtenidos por el Sistema Estadístico de Criminalidad, deberían hacernos reflexionar, más allá de escandalizarnos.

Ya me habéis escuchado alguna vez decir que hay algo que resulta mucho más triste que no haber conquistado un derecho y es perder el que ya se había conquistado (o creíamos que se había conquistado).

En los últimos años, en nuestra sociedad, democrática y avanzada, se han logrado importantes conquistas sociales, pero eso ha sido todo. Hemos llegado y hemos besado el Santo. Hemos descuidado la necesidad de afianzar esos derechos y hemos querido correr demasiado, para conquistar los siguientes, dando por supuesto que las desigualdades del pasado ya no serían un problema.

Cuando, hace años, existía el derecho de conquista de los territorios, no terminaba el proceso cuando se alzaba la bandera patria para que ondeara, sino que en ese momento comenzaba el proceso en sí.

En nuestro país, se han aprobado muchas leyes, se siguen aprobando (algunas con muy poco acierto), y las soluciones no llegan y, a veces, incluso la situación empeora. La vocación con la que nacieron esas leyes, su espíritu, no ve sus frutos reflejados en la sociedad.

Hay adolescentes que creen que es amor que el niño con el salen les geolocalice todo el rato a tiempo real a través de una aplicación del móvil, romantizando el control sobre la pareja. O que una mujer debería estar en la cocina, como se leía en una pintada en la pared de un instituto hace unas semanas.

Las víctimas mortales de violencia de género siguen aumentando desde que se aprobara en 2004 la Ley de Medidas de Protección Integral contra la misma y las denuncias por violaciones no dejan de aumentar, como muestra con rotundidad este informe.

Volvamos la vista atrás y reflexionemos. Nuestros adolescentes no deberían normalizar aquello por lo que se luchó tanto en erradicar. Y es que los derechos se conquistan con las leyes y se afianzan con la educación.